jueves, 30 de mayo de 2013

y el amazonas

-Buen día, un café con leche por favor
-¿grande o chico?
- grande
- son 10 pesos, si tiene cambio mejor.
- si si claro
- ¿azúcar o edulcorante?
- No no nada, gracias.
Por debajo del mostrador la empleada asoma en sus puños tiene azúcar, edulcorante, una servilleta muy arrugada y un palito de madera para revolver. Me mira fijo.
- ¿sin leche?
- No no con leche, quiero un café con leche. No tomo ni azúcar ni edulcorante. Gracias.
Suelta todo y se levanta, tapa mi café con una tapa de plástico, me empuja la bandeja mas cerca, y en un segundo de distracción me pone sobre la tapa el palito de madera para revolver el café. No pude evitarlo, quise evitarlo pero no pude ya bastante confusión le había traído, si le decía que pienso en los arboles del amazonas y en la tala indiscriminada y que muchas gracias pero el palito se lo guarde (y pensaba sin freno en los números, los datos claves, el por cada hoja de papel se tala una milla cuadrada de selva amazónica)
Saque la tapa, revolví mi café, revolví su espuma blanca hasta que desapareció, revolví.

4 comentarios:

  1. Cómo en un escrito tan cortito puede uno sentar posición sobre un problema tan como la tala indiscriminada de árboles... grandioso poder de síntesis.
    Incluso una manifestación tan fuerte de parte del personaje contribuye a darle, sin tantas palabras muchísima personalidad.

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  2. Genial este, Marian! De un palito al Amazonas, ese enrosque cortazariano te quedó muy bien.

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